Invirtiendo los ahorros (parte I)

El otro día comentaba que es relativamente fácil mejorar las finanzas básicas sentándose una tarde. Y todo ello a raíz de la pregunta «Oye, ¿qué puedo hacer con el dinero que vaya ahorrando?«, pregunta que no respondí, así que esta vez intentaré aportar algo de luz al complejo mundo de los productos financieros. Puede ser que algunas cosas de las que comento sean muy básicas, y puede ser que otras las pase por alto. Ruego hagáis comentarios al respecto, si creéis que no comento algo que debería comentar, si no estais de acuerdo en algún punto, etc. Creo que entre todos podremos dar algo de luz al mundillo.

En el artículo de hoy intentaré introducir los diferentes mercados y alternativas a la hora de invertir, y más adelante me gustaría comentar los detalles de diferentes productos, así como algo de teoría en lo referente a metodología, para acabar con un ejemplo.

Antes de empezar, creo que es necesario hacer una distinción:

¿Invertir o especular?

Sucede habitualmente que ambas se confunden o se usan indistintamente, a pesar de ser diferentes. Sí es cierto que muchas veces son difíciles de diferenciar, o quizá sea por el tintineo desagradable de la palabra especulación y la asociación a un monto de dinero considerable que tiene la palabra inversión.

Si intentamos eliminar el tintineo desagradable de especular podemos acudir al diccionario (buscón de la RAE) que ofrece la definición «Efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios«, nada que ver con el uso peyorativo que ha adquirido. La definición establece que también es un especulador el agricultor que decide no vender el grano porque el precio es bajo, y decide esperar a que suba. El especulador también tiene una función de estabilización del precio: compra un producto cuando el precio es bajo (nadie lo quiere) para intentar venderlo cuando sube el precio (hay demanda), quizá el problema recae en que muchas veces se abusa de esa posición, buscando «dar el pelotazo».

Un criterio típico para definir especulación o inversión es el plazo: Si la operación la realizamos a corto plazo, estamos especulando, mientras que si es a largo plazo estamos invirtiendo. Quizá el ejemplo de aplicación más simple de ello es «especular en divisas» o «invertir en oro«. En ambos se realiza la misma operación: compra o venta de un bien esperando una ganancia futura.

Vale la pena destacar que cuando invertimos en una empresa lo que hacemos es ser partícipes de la misma, por lo que si la empresa va bien participamos de los beneficiamos, mientras que si va mal podemos llegar a perder nuestra inversión. Si especulamos en una empresa lo que esperamos es que la empresa haga algo por lo que alguien la quiera comprar a mejor precio. No nos importa qué ni cómo, únicamente que alguien la quiera a un precio mayor. La diferencia en este sentido es clara.

Bien, supongamos que hemos decidido invertir/especular a largo plazo, que no queremos especular a corto plazo.

¿Qué posibilidades hay?

Podemos invertir en Renta Fija

Cuando una empresa o país necesita financiación tiene varias vías. Puede acudir a bancos en busca de créditos o puede ofrecer al público bonos, pagarés o similares. Dado que el préstamo lo utilizan para financiar su crecimiento -o deberían- a cambio nos ofrecen determinado interés. Como comentaba respecto a la deuda pública, cuanto más riesgo tenga una empresa, más interés deberá ofrecer para que los inversores les presten el dinero. Los plazos son variables. Encontramos emisiones que van de meses a decenas de años. Respecto al nominal, hablamos de 1.000€ a 50.000€, incluso mayores, dependiendo de la empresa.

Podemos invertir en Renta Variable

En determinado momento, la empresa sale a bolsa, ofreciendo acciones. Poseer acciones es como poseer una parte de la empresa, por lo que somos partícipes de sus beneficios via dividendos o vía aumento de valor de las acciones. No tienen periodo mínimo de permanencia, y los valores nominales son mucho más reducidos, limitados a una acción. Tendremos derechos dentro de la empresa -aunque no siempre los podamos ejercer-

Podemos especular en divisas

Si creemos que la situación de Europa es mucho peor que la de América podemos apostar que el dolar se revalorizará, por lo que compraremos dólares. Si por el contrario creemos que la situación de América esta basada en unas cifras maquilladas y por su deuda se derrumabrá, podemos apostar que el dolar perderá valor, por lo que compraremos euros. Del mismo modo con cualquier otra moneda, como el yen, la corona noruega o el peso mexicano.

Podemos especular en materias primas

Todos hemos oido hablar de la situación del oro y hemos visto salir establecimientos «compro oro» como champiñones. Creamos o no que es una burbuja, podemos comprar oro, esperando venderlo más caro, antes de que explote la burbuja, algo parecido a lo que ha sucedido con los pisos, o con el petróleo, que llegó a $140 el barril, antes de reventar la burbuja y caer hasta los $50. Podemos comprar cobre, plata, petróleo, gas e incluso café o cacao, entre otros muchos.

Cómo hacerlo

No voy a hablar de la metodología, eso correspondería a otro artículo. Creo que primero es necesario hablar de las herramientas.

Modo directo

Como su nombre indica, esto es que nosotros realizamos las compras, ya sea en mercado primario, en mercado secundario, ya sea Renta Fija, Renta Variable o divisas. Podemos acudir al banco o broker y solicitar compra de determinados productos a determinados precios… con determinadas comisiones -no necesariamente bajas-. Podemos acudir al mercado de derivados y comprar contratos sobre oro, soja, maíz, cobre… o invertir en las empresas mineras o manufactureras que ofrecen el producto.

Problemas:

  • Debemos pagar una comisión por cada uno de los productos que compramos, por compra, venta y custodia
  • Debemos seleccionar el producto que compramos, y si no hacemos una buena elección, perderemos dinero
  • Con productos con un nominal de 50.000€ y considerando que no hay que poner todos los huevos en la misma cesta, necesitaríamos un capital de más de 500.000€

Modo indirecto

En este caso, lo que haríamos sería invertir en un producto que invierta en lo que nosotros deseamos. Para ello están los Fondos de Inversión, que van a invertir en determinados productos. La diferencia con el modo directo es que inherentemente, por haber muchos partícipes, el capital disponible es muchísimo mayor, por lo que pueden invertir en muchas empresas, paises y monedas, mientras que el nominal permanecerá dentro de unos valores razonables.

Problemas:

  • Debemos pagar una comisión de mantenimiento, de compra y de venta
  • Debemos seleccionar el producto que compramos, y si no hacemos una buena elección, perderemos dinero
  • Debemos añadir problemas de opacidad en la gestión

¿Vale la pena?

Con las consideraciones anteriores, parece que la inversión presenta problemas, y así es: existe el riesgo de tomar una mala decisión y perder dinero, algo que en un depósito bancario es impensable. Evidentemente, también tiene beneficios, y es que el beneficio potencial es mucho mayor al de los depósitos.

¿Realmente vale la pena? pues depende. Depende de nuestro estilo inversor, depende del riesgo que asumamos, depende de cómo funcione el mercado… depende de muchas cosas. Lo que es realmente importante es que hagamos lo que hagamos, hemos de ser capaces de dormir con nuestras decisiones.

2 Responses to “Invirtiendo los ahorros (parte I)”

  1. Invirtiendo los ahorros (parte III) | Comparativa Bancos

    […] las partes anteriores se han comentado las posibilidades de inversión existentes, así como los vehículos a utilizar para realizarlas, no obstante, aún quedan muchos puntos por […]

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  2. pichulines

    un gran artículo, ya espero la segunda parte…

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