Con el nuevo año, muchas personas deciden hacer propósito de enmienda y confeccionan una lista de buenos propósitos. ¿Qué mejor forma de hacerlo que descubrir cuál es elemento en tu vida que es más urgente modificar?
Por supuesto, no estoy hablando de nada que no se pueda arreglar, como una enfermedad incurable, sino de cosas que con algo de suerte o esfuerzo, o con la ayuda de otros, podrían experimentar un cambio muy positivo.
Hace unos años, mi peor error era la dejadez. No tenía claros mis objetivos, y por lo tanto me dejaba llevar por la corriente, haciendo mío el dicho “mañana dios dirá”. En principio las cosas no iban del todo mal, así que no tenía mucho incentivo para hacer un cambio, pero yo misma era consciente de que un simple golpe de mala suerte podía tumbarme en la lona en cualquier momento.
Creo que ese era mi peor error, y cada dos por tres mi cerebro me lo recordaba en forma de pensamientos angustiosos. El problema, sin embargo, no era inmediato, sino a largo plazo. ¿Adónde iba a encaminarse mi vida?
Si eres como yo, te acabarás dando cuenta de que ese error o problema clave lleva asociados muchos otros pequeños trastornos. Por ejemplo, si estás demasiado endeudado no tendrás margen para dejar un trabajo que odias. Si tienes un problema con tu peso, puede que tu salud se resienta y no puedas realizar muchas de las actividades que te gustaría hacer. O tal vez estés manteniendo una relación que esté influyendo negativamente en otros aspectos de tu vida.
Por eso es tan importante que te preguntes seriamente cuál es mayor error que eres capaz de identificar en este momento. Tal vez tu incapacidad para conseguir un ascenso esté relacionada con una baja capacidad para interactuar socialmente, y tal vez esa falta de habilidades sociales esté asociada a algún complejo o fobia social sobre la que podrías actuar.
Es importante que recuerdes que el propósito de este ejercicio de reflexión y auto-introspección no es hacerte sentir mal. Es descubrir qué está en la raíz de los elementos más negativos que hay en tu vida.
Piensa en ella durante algún tiempo y haz una lista con las cosas que te molestan en tu vida. Después, intenta descubrir cuál es la causa subyacente. Puede que solo una o dos cuestiones sean el origen de todo.
Una vez que hayas dado ese paso, podrás empezar a buscar fórmulas para mejorar la situación.
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