La gran distracción

Una de los mecanismos más comunes para sobrellevar los problemas serios de la vida (dinero, trabajo, vida personal) es el escapismo. Buscamos algo con los que distraernos de nuestras dificultades, sea mediante el juego, cultivando plantas, bebiendo alcohol, o cualquier otra cosa.

Por supuesto, yo soy una más. Cuando tengo un gran problema, me suelo retirar del mundanal ruido para leer un libro, ver una serie o jugar sola a algún videojuego. Cuando llegué a tocar fondo financieramente, había pasado una larga temporada leyendo muy intensamente. Incluso ahora que tengo muchas cosas que hacer, siempre encuentro algo que me distrae del trabajo.

A cierto nivel, este tipo de distracciones tienen sentido. En momentos de estrés, parece que sirve de ayuda encontrar algo que nos distraiga – para desestresarnos, aunque sólo sea por un momento. Mucha gente lo hace una hora o dos después del trabajo – llegan a casa y pasan un rato vegetando, relajándose.

Aún así, muchas de las cosas que nos estresan pueden ser resueltas si dejamos un poco de lado esas distracciones.

En lugar de llegar a casa tras el trabajo para desestresarte, y descubrir al día siguiente que todo sigue igual, utiliza ese tiempo para hacer algo de utilidad, como conseguir un mejor educación. Alguna titulación o una segunda licenciatura.

distraccionEn lugar de ponerte a jugar porque trabajar no te apetece, apaga la consola y trabaja durante un rato. Ese juego te divertirá mucho más cuando hayas terminado con lo que tienes que hacer – o puedes darte cuenta de que el juego solo te ha estado distrayendo y te verás libre para trabajar en las cosas que realmente quieres hacer.

En lugar de ir a comprar ropa cuando ya tienes un montón, quédate en casa y piensa en las formas en que podrías ahorrar.

Todas estas soluciones tienen algunas cosas en común.

En primer lugar, no parecen nada divertidas. Al principio, por lo menos. Es normal que no queramos afrontar a la parte más dura de nuestras vidas.

En segundo lugar, enfrentarte cara a cara con tus problemas normalmente consigue solucionarlos. Desde luego, no desaparecerán porque les des la espalda. Solo podrás superar esos obstáculos tan molestos yendo directamente a por ellos.

Y en tercer lugar, la solución al problema suele llevarnos menos tiempo que el que nos lleva distraernos de él. Me pierdo en un montón de libros cuando estoy evitando algún asunto, cuando abordarlo y resolverlo me llevaría probablemente mucho menos tiempo. Incluso algo tan audaz como conseguir una segunda licenciatura (o una titulación superior a la que ya tenemos) consume poco tiempo si lo comparamos con estar dos horas diarias distrayéndote de un trabajo que no te gusta.

La mejor parte de resolver un problema es que te permite disfrutar mucho más de las cosas con las que te gusta distraerte. Por ejemplo, si juego a algo antes de ponerme a trabajar, no lo disfruto de verdad porque, en el fondo, sé que tengo cosas que hacer esperándome. Por otra parte, si trabajo antes, el juego se convierte en algo mucho más divertido y relajante, porque no tengo preocupaciones en la cabeza.

¿Qué lección podemos extraer de todo esto? Si descubres que pasas mucho tiempo distrayéndote o evitando problemas, enfréntate a ellos, sean éstos de tipo financiero, laboral o personal. Lo peor que puedes hacer es dejarlos apilados mientras te distraes – porque al día siguiente te los volverás a encontrar igual que estaban (o peor).

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