El saldo hipotecario

El saldo hipotecario en este pasado mes de enero se redujo en nuestro país en un 2.2%, con respecto a la misma estadística de hace un año, es decir, de enero de 2010, lo que viene a certificar que el sector, lejos de recuperarse, todavía se encuentra en una situación complicada.

De hecho, esta merma del saldo hipotecario no sólo se produce en una comparación interanual, sino también si lo hacemos mes a mes, ya que en comparación con el pasado mes de diciembre, nos encontramos con una reducción del 0.5%, menor, pero aún así importante.

Estos datos, ofrecidos por la Asociación Hipotecaria Española, demuestran que la eliminación de la desgravación fiscal contrajo algo el sector, y que la crisis económica sigue golpeando duramente al sector, ya que el saldo hipotecario es una medida precisa de la situación real.

Ya que aglutina en un sólo porcentaje la capacidad, o voluntad, del sistema financiero para ofrecer las hipotecas que demanda el mercado, la capacidad, o voluntad, de los ciudadanos para endeudarse, y la capacidad, o voluntad, de las promotoras para poner en el mercado los inmuebles al precio que la demanda está dispuesta a asumir.

En definitiva, el saldo hipotecario es la mejor manera de hacerse una idea real de donde nos encontramos y reflexionar sobre lo que podemos esperar del futuro más cercano, un futuro de incertidumbre, en general, y que dependerá, en gran medida, de la capacidad de la economía española para generar empleo.

Porque la recuperación del empleo es fundamental para el sector inmobiliario, ya que nadie se atreve a incurrir en una inversión de esta envergadura a no ser que disponga de un empleo con contrato indefinido y cierta seguridad en sus ingresos para el futuro más cercano.

La recuperación del empleo permitirá que se reduzcan las tasas de morosidad, que los clientes inyecten liquidez a las entidades financieras y que éstas comiencen a funcionar de manera correcta poniendo crédito en circulación para los propios ciudadanos, de forma que el saldo hipotecario acabará por recuperarse.

En manos, quedamos, pues, de la recuperación del empleo y, por extensión, de la economía en general.

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