Tentaciones ilícitas

Las denuncias falsas y los falsos o provocados siniestros son dos de las tentaciones ilícitas en las que pueden caer algunas personas con afán de enriquecerse ilícitamente y lo pueden pagar muy caro. Se tiene que tener presente que lucrarse indebidamente por medio de engañar mediante estafa a la aseguradora esta tipificado claramente en el código penal y puede traer graves e indeseables consecuencias.

Comúnmente el asegurado es una persona de bien que lo único que pretende con su seguro (sea este el que sea, pero muy especialmente en los vinculados a valores patrimoniales) es protegerse en caso de sufrir un indeseado percance, pero existe una minoría que no es así. Veamos los casos. El primero sería probablemente el más habitual y sinceramente el menos dañino de todos, es aquel que no busca, pretende ni quiere que le suceda un siniestro pero que si le sucede ya le va bien, pues seguro que lo que va a percibir le va a compensar lo perdido o dañado, pero existen otros casos de peor intención.

Algunos de ellos pueden ser aquellos por ejemplo que aprovechan que han sufrido un siniestro como por ejemplo un robo, para hinchar la relación de objetos que le han sustraído para lograr cobrar más de su seguro, la versión avanzada de estas personas es la de aquellos que ya no tan solo hinchan la relación de daños sufridos, sino que se inventan el siniestro en sí mismo, es decir, aquellos que presentan denuncias falsas sobre sucesos inexistentes, y el caso más extremo lo encontramos en aquellos que se provocan ellos mismos el siniestro con intención de cobrar del seguro.

Todos ellos de una u otra, en un u otro nivel y en unos u otros hechos delictivos, incurren en daño para la aseguradora, y cabe advertir a las personas que puedan tener la tentación de realizar alguna de estas jugadas, que ya no solo deben abstenerse de hacerlo por el carácter delictivo de las mismas, si no porque además en la actualidad los filtros y sistemas de las aseguradoras, y de los investigadores al respecto, son avanzados y probablemente (y afortunadamente) caerán en el intento.

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