Las consecuencias de la cláusula suelo

Según varios analistas, la cláusula suelo ha podido causar a las familias hipotecadas de este país la nada desdeñable cifra de 5.000 euros anuales, por hipoteca y familia, como consecuencia de no poder beneficiarse de la bajada de tipo de interés producida durante estos años de atrás.

Y es que la cláusula suelo se caracterizaba por fijar un tipo de interés mínimo para las hipoteca que oscilaba entre el 2,5% y el 3,5%, unas cifras que se quedaban demasiado elevadas en los últimos años, cuando hemos disfrutado de un Euribor sobre el 1,20% y unos diferenciales muy competitivos.

Por ese motivo, y combinado con el hecho de que la contraprestación a la cláusula suelo, la cláusula techo, era totalmente inalcanzable, por encima del 10%, las principales asociaciones de consumidores y usuarios bancarios han interpuesto diferentes demandas por abuso del sector financiero.

Lo curioso es que durante los años de bonanza de la burbuja inmobiliaria, nadie parecía prestar atención a la cláusula suelo, ya que al no alcanzarse, nadie se percataba de su existencia. Ha sido con la caída del tipo de interés y el subsiguiente encarecimiento de las hipotecas, sobre lo que debían de ser en realidad, lo que ha destapado su existencia, y el abuso que suponía para con los usuarios bancarios.

La Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (ADICAE) está siendo la entidad más activa en la lucha contra la cláusula suelo y su utilización por parte de las entidades financieras para asegurarse unos ingresos adicionales durante los tiempos difíciles de bajo tipo de interés.

Ya han sido varias las sentencias condenatorias en contra de la utilización de la cláusula suelo, aunque de momento siguen perdidas en una vorágine burocrática de apelaciones que están pendientes de ser resueltas.

Es probable que durante este año 2011, y seguro durante el año 2012, las sentencias comiencen a ser firmes y determinen que la cláusula suelo, o mejor dicho, su exceso de diferencia con respecto a la cláusula techo, es un abuso en favor de las entidades financieras y a favor de los clientes que las sufrían, porque ahora, con el Euribor creciendo a la velocidad actual, ya no lo sufren.

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