Finanzas: Pensar rápido y despacio

Nadie dijo que invertir en los mercados de valores fuese una tarea fácil o carente de altos riesgos financieros, para todos los inversores que se atreven a destinar parte de sus ahorros o capital a la apuesta inversora en renta variable.

Sabiendo los riesgos inherentes a este tipo de actividad financiera cuando se busca mayores rentabilidades por nuestro dinero deberemos explicar para los pequeños y medianos inversores habituales seguidores de esta sección que, ante los complejos momentos de alta volatilidad del mercado, correcciones de los precios de las acciones o las difíciles decisiones de compra-venta de títulos que deberemos adoptar, no todos los inversores reaccionaremos de la misma manera e incluso, nuestras decisiones no siempre serán del todo racionales. Una cosa será la necesaria y casi imprescindible preparación técnica y otra muy distinta, la formación psicológica del participante menos avezado en el mercado de Bolsa.

PENSAR RÁPIDO Y DESPACIO

Si los muchos estudios generales realizados sobre la psicología de los inversores están en lo cierto será conveniente y muy adecuado conocer que, ante situaciones comprometidas para el inversor particular desde el punto de vista financiero, las conductas de éste se podrían resumir o diferenciar básica y claramente en dos, como puedan ser las siguientes:

  • El pensamiento rápido: Este tipo de reacción psicológica consiste en ser especialmente hábil en las operativas, tener agilidad mental, detectar los posibles fallos o errores cometidos al invertir y aprovechar rápidamente las oportunidades antes de que lo haga la “masa inversora”. Esto exige un procesamiento de la información casi automático y muy intuitivo, lo que de manera práctica se podrá traducir en una buena gestión de sus recursos y adecuado nivel de capacidad para lograr alcanzar el deseado éxito inversor. El habitual problema de este tipo de actitud operativa ante el mercado tomada como método único, puede ser a veces, un exceso de “velocidad inversora” que les aboque a buscar rápidos atajos, operativas improvisadas o despreciar altos riesgos financieros.
  • El pensamiento lento: Esta reacción mental del participante en los mercados consiste en recibir la información y tratarla de forma lenta, estructurada, consciente o muy racional como método técnico de análisis, cálculos y reflexiones, antes de proceder a realizar cualquier tipo de operativa bursátil. La complejidad de algunas inversiones requieren de un breve y corto periodo de reflexión, antes de proceder a ejecutar algunas órdenes bursátiles que podrán condicionar seriamente el resultado final de dicha inversión.

La búsqueda de una cierta racionalidad en un mundo tan complejo, dinámico e inestable como puede ser el de los mercados de Bolsa obliga a los inversores menos experimentados a intentar aprender y conjugar estos dos tipos de actitudes mentales, psicológicas y emocionales, a la hora de tomar lógicas decisiones definitivas sobre sus carteras de inversión.

En los mercados bursátiles no es aconsejable “seguir fielmente a la manada” e invertir en los valores de moda por el simple hecho de pensar que supuestamente en ellos invertirá la mayoría de la gente. No existen los chollos, ni las gangas, por ello solo deberemos tener claros nuestros propios cálculos , estrategias y objetivos personales, sin olvidar que la mejor receta inversora para ganar dinero consistirá en saber psicológicamente diferenciar operativas según la apuesta inversora y conjuntar o aprovechar en nuestro beneficio dos factores mentales esenciales e innatos del ser humano: “Pensar rápido y despacio”.

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La frase elegida para este artículo dice así:

A quien permanece sereno y firme no lo abaten los acontecimientos.

Sun Tzu

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