El cuento financiero de la canica

Aprender sobre finanzas, inversiones o la cada vez más común y popular compra-venta de acciones en Bolsa es una tarea continua de información para los pequeños y medianos inversores y sobre todo, de formación técnica y fundamental para poder entender de manera adecuada los distintos sistemas, gráficos, análisis y complejidades que rodean a este tipo de apuesta en renta variable. No exenta de altos riesgos financieros, pero también a su vez grandes posibilidades de poder alcanzar altas rentabilidades por su dinero.

Desde hace ya muchos años los nuevos inversores y las personas ahorradoras en general que empiezan a acercarse al mundo de la inversión han debido esforzarse para poder entender claramente sus diferentes términos financieros, a veces muy complejos, que rodean el habitual lenguaje técnico de esta materia. Para un mejor entendimiento de nuestros lectores y seguidores sobre… ¿En qué consiste lo de la Bolsa?… hoy vamos a recordar o aprender (según los casos), un cuento financiero que lógicamente desde el punto de vista didáctico y de manera resumida refleja hasta qué punto la “especulación salvaje” pone periódicamente los mercados bursátiles en niveles de euforia y avaricia que suele acabar muy mal para el bolsillo de los menos avezados. El cuento financiero se llama “La canica”:

“Regresaba a su aldea nuestro amigo Mateo muy alegre por haber realizado un buen negocio al vender todo el ganado en un mercado lejano e incluso, el que sus vecinos le habían confiado. Debido a su especial habilidad o inteligencia había conseguido un buen precio y portaba encima unas “cien piezas de plata”…

“Cuando ya se disponía a salir de la alejada villa encontró montada una extraña tienda de claro nivel suntuoso y elegante, nada parecido a las de una feria. En su puerta, un caballero de ropas impecables y buenos modales que invitaba a los viandantes a entrar a este local que tenía un rótulo en su fachada…LA CANICA”…

“Al llegar a la puerta Mateo, el caballero respetuosamente le invitó a participar en su próxima reunión de La canica, que tendría lugar dentro de unos pocos minutos. Este le dijo: Pase y vaya conociendo a los demás. Alagado por tanta deferencia y sintiendo gran curiosidad entró a la hermosa tienda…

“Dentro había una gran sala con la temperatura muy agradable y una serie de sillas colocadas en círculo, donde una vez cerrada la puerta del local se situó el caballero y les dijo a los presentes: “Caballeros tengan la bondad de escucharme con atención, estas reuniones las llamamos… La canica… por ser esta bola similar a la que juegan nuestros hijos… ¡Nosotros con ella y su uso crearemos riqueza!…

“Las personas presentes se miraron unas a otras con una mezcla de temor ante una estafa o engaño y una especial curiosidad e interés por poder ganar mucho más dinero. El caballero les volvió a explicar que él solo ganaría el 10% de los beneficios obtenidos por los participantes… Cuanto más ganen ustedes más ganaré yo… Los asistentes aceptaron la oferta y el director del espectáculo sacó una canica de vidrio vulgar de un bolsillo y mostrándola a todos le dijo: ¡Esta bola les hará ricos a todos!…

“El único compromiso a asumir es que todos los que estáis aquí os comprometéis a comprarla siempre que esté en venta, nada más”. Nuestro amigo Mateo y los demás estaban perplejos por el tipo de juego, que empezó con la venta de la canica por parte del caballero a un precio simbólico de un centavo. La cuestión siguiente fue: ¿Quién la quiere a este precio?… Inmediatamente se alzaron las manos y alguien la compró y revendió instantes después por 10 centavos. Los presentes de forma rápida entendieron en qué consistía el negocio y estaban dispuestos a comprarla sabiendo que su valor seguiría subiendo. El precio pasó de una pieza de plata a 4, 10, 20”…

“Mateo al ver dicho precio se decide a pagar las 20 piezas de plata e inmediatamente vende la canica por 40 con una ganancia de… ¡20 piezas de plata!… La euforia se adueña de los presentes y algunos salen a sus casas para desenterrar los ahorros y volver a comprar la canica. Mateo vuelve a comprar por 80 e inmediatamente la vende por 160 piezas de plata”…

“El juego es maravilloso y Mateo pasó de entrar a la tienda con 100 piezas de plata y ya tenía en su poder 200. Así que cuando el precio alcanzó esta cifra volvió a comprar la canica y la puso en venta por 400 piezas de plata.“El problema surgió cuando ya nadie tenía dicha cantidad de dinero y no hubo compradores. Mateo se vio obligado a bajar de forma sucesiva el precio de su venta hasta los 200 invertidos en su última compra, posteriormente a 100 que era su capital inicial, y al final por 1 sola moneda de plata… Uno de los presentes le dijo: ¡No te engañes!… ¡Todos sabemos que esa canica no vale una pieza de plata!…

“Los participantes fueron saliendo poco a poco de la tienda y como entre todos habían ganado cien piezas de plata, el organizador obtuvo 10. Así, el bueno de Mateo se encontró con una canica de vidrio y sin bolsa, por lo que partió hacia su pueblo pensando cómo se lo explicaría a sus paisanos.”…

“Regresando a casa giró la vista atrás y volvió a ver el letrero que decía “LA CANICA”…Entonces pensó que mejor sería que le llamasen “LA BOLSA”… ¡Puesto que sin ella me quedé!

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La frase elegida para este artículo dice así:

El que tiene mucho desea más, lo cual demuestra que no tiene bastante; pero el que tiene bastante ha llegado a un punto al que el rico no llega jamás.

Séneca

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