Cómo definir un objetivo financiero tangible y alcanzable

Si lees habitualmente información sobre finanzas personales, verás que existen muchos mensajes acerca de la importancia de establecer objetivos o metas, que sean alcanzables y claros, definir diferentes metas con plazos distintos y cómo alcanzarlos.
Sin embargo esto no es tan simple así vamos a ver cómo conseguir esto.

¿Qué es un objetivo?

En primer lugar ¿Qué es un objetivo? Un objetivo es el resultado hacia el que diriges tu esfuerzo, es decir, un objetivo es el resultado de un período de actividad. Los objetivos se pueden lograr a través de cualquier periodo de tiempo, por ejemplo, puede establecer metas a corto plazo, como ahorrar una determinada cantidad de dinero este mes o a muy largo plazo como jubilarte con una determinada cantidad de renta mensual proveniente de tus inversiones e intereses.
Los objetivos son muy importantes, ya que te sirven de guía para para lograr algo que realmente quieres. Sin embargo, a menudo se fijan metas que no se pueden cumplir, por diferentes razones.
Esto provoca que además de no lograr el objetivo buscado tienes una sensación de fracaso, haciendo que baje tu autoestima.
¿Por qué ocurre este fracaso? Hay muchas causas que explican el fracaso en la consecución tus metas, pero las principales se reducen a estas tres:

  • Un objetivo poco definido: Establecer como objetivo “ahorrar dinero” es un camino directo hacia el fracaso, ya que no está claro qué es lo que tienes que hacer para convertir el objetivo en realidad.
  • Un objetivo demasiado optimista: Si estableces objetivos demasiado optimistas, como pagar tu casa en un año, cuando ese pago son 3 veces más que lo que ganas al año, lo más seguro es que no vayas a conseguirlo a no ser que tengas un golpe de suerte enorme.
  • Un objetivo a demasiado tiempo: Las metas a muy largo plazo funcionan muy bien pero requieren que te pongas a trabajar en ellas desde ya y claro, al verlas tan lejanas, es muy posible que vayas dejando todo para mañana y al final descubres que el tiempo ha pasado y no has hecho nada para alcanzar ese objetivo

¿Cómo solucionar estos problemas?

Objetivo poco definido

Este problema es fácilmente evitable si en el momento de elegir tus metas realizas un esfuerzo extra y las defines más detalladamente. Vamos a ver esto con ejemplo.
Digamos que tu objetivo es ahorrar dinero para comprar una casa. Es un objetivo posible pero que tiene ciertos problemas y dificultades que hacen que sea complicado para cualquier persona conseguirlo.
Para empezar este objetivo no es claro ni específico. Cuando defines una meta asegúrate de que responde las preguntas básicas, lo más detalladas posible. Estas son ¿Qué? ¿Cuándo? y ¿Cómo?

  • ¿Qué?: Define claramente que objetivo quieres lograr. En este caso es ahorrar para comprar una casa. Bien. Pero ¿qué tipo de casa? ¿En donde? ¿Cuánto costará? ¿Nueva o usada? ¿Cuánto vas a pagar de entrada?
  • ¿Cuándo?: Cuando quieres haber logrado el objetivo. ¿En dos años? ¿En cinco años?¿10 años?
  • ¿Cómo?: Como vas a lograr tener el dinero para conseguir esa casa que quieres en el tiempo establecido. ¿Cuánto dinero mensual o anual vas a ahorrar? ¿Vas a pedir un aumento en tu trabajo o buscar uno nuevo para tener mayores ingresos?

Mientras realizas este proceso estás transformando el objetivo en algo específico, idealmente con metas de ahorro específicas a lo largo del camino, cada mes, cada 6 meses o cada año.
Estas metas secundarias, llamadas comúnmente hitos, muchas veces puede ser como objetivos propiamente dichos, por ejemplo, un hito podría ser ahorrar 200 euros este mes.

Objetivo demasiado optimista

Uno de los aspectos más complicados de determinar sobre todo si el objetivo es a medio-largo plazo es si es demasiado optimista. Este es un punto más de equilibrio que de otra cosa. Tú quieres conseguir el objetivo por lo que apuntas muy alto pero a la vez no quieres que sea imposible. Por ejemplo, pasar de no ahorrar nada, a ahorrar un 35% cada mes de tu sueldo, es muy difícil que lo consigas, por lo que lo mejor es fijarte una meta menos ambiciosa, como un 10% e ir subiéndolo poco a poco, si se puede, hasta ese 35% inicial.

Objetivo demasiado distante

La mejor manera de solucionar este inconveniente es establecer hitos intermedios. Para este ejemplo, un hito podría ser ahorrar una determinada cantidad de dinero cada mes, incrementándolo un x% anualmente para combatir a la inflación. De esta forma, irás alcanzando tu objetivo principal mientras vas batiendo hitos intermedios.

Conclusión

Por lo tanto, usando estos consejos, puedes modificar tus objetivos a algo mucho más concreto y definido. “Ahorrar para comprar una casa de 160.000 euros en Madrid. Quiero comprarla en 8 años y dar de entrada un 25% al principio, por lo que tengo que ahorrar 40.000 euros en 8 años. Al año son 5.000 euros y al mes 420 euros. El primer año ahorraré 420 euros cada mes, y posteriormente cada año, aumentaré el ahorro en un 3% adicional. Este dinero lo pondré en una cuenta de ahorro especial con un 3,5% de rentabilidad”.
Como ves esto es una meta bien definida, donde conoces todos los pasos intermedios a dar para conseguirlo. Ahora las posibilidades de lograrlo son mucho más altas. Y con trabajo y constancia, conseguirás tus objetivos.

Deja una Respuesta