¿Debo ayudar financieramente a un familiar?

 

La pregunta así planteada en este artículo de hoy, para la inmensa mayoría de nuestros muchos lectores y seguidores en Finanzas personales suele tener una respuesta rápida, clara y contundente… ¡POR SUPUESTO!

Pero sin llegar a realizar labores de “abogado del diablo” nos vamos a detener, repasar y ampliar de manera un poco más reflexiva, sobre algunas circunstancias familiares anómalas que por desgracia ocurren sobre la actualidad financiera doméstica en muchos hogares españoles. La grave crisis económico-financiera de estos últimos años, con tan elevado nivel de paro en general y juvenil en particular ha llevado a muchas familias a tener que recurrir hasta a las pensiones de sus mayores, para poder satisfacer sus necesidades vitales más básicas.

Una cosa es prestar ayuda en momentos de clara necesidad financiera familiar y otra muy distinta será mantener dinerariamente a nuestros vástagos u otros familiares directos de edades superiores a los 25, 30 o 35 años, que encontrándose en edad productiva, aptitudes profesionales suficientes, con titulaciones académicas y en plenitud de salud presentan condiciones suficientes para independizarse (y no lo hacen) o realizar su propia vida laboral y familiar.

La sensación y estado de sobre protección paternal diaria les lleva a la compra por parte de los progenitores (e incluso abuelos) de ropa, medicinas, telefonía, internet, transporte, ocio e incluso el pago habitual de viajes y otras “fiestas”. Estas no son unas excepciones o situaciones puntuales de algún núcleo familiar complejo, por el contrario es un tema muy extendido a lo largo de nuestra geografía y afecta a numerosos hogares con los lógicos conflictos, problemas y discusiones intergeneracionales que todo esto conlleva.

Ante la interrogante más común que se plantean los familiares directos con frases como: “¿Qué voy a hacer si es mi hij@?”… ¿Le voy a echar de casa y cerrar la puerta?… Detrás de estos cuestionamientos emotivos y sentidas dudas familiares se esconde una realidad que quizá sería conveniente analizar un poco más en profundidad, para poder entender dónde pueden estar los fallos cometidos y llegar a ser subsanados en un futuro lo más cercano posible:

  • ¿Es adecuado mantener a un familiar directo que se podría mantener solo?: En muchas ocasiones, el hecho de tener que desplazarse a otra ciudad o región para encontrar un trabajo sirve de excusa para no trabajar. En la actualidad del mundo tan globalizado laboralmente, las distancias geográficas se han acortado mucho gracias a los buenos servicios y medios de desplazamiento con el uso de grandes autopistas, trenes, aviones “low cost”, autobuses, AVE…etc.
  • ¿Es adecuado no potenciar que nuestros hijos puedan “volar solos”?: La ayuda paternal por muy loable que sea, les puede limitar sus opciones y facultades a desarrollar para ganarse la vida en un futuro cuando ya no puedan valerse financieramente de sus progenitores. El cariño y el amor fraterno no está reñido con facilitarles la salida del “nido familiar” de manera progresiva, apoyada con confianza, pero también con convencimiento y firmeza.
  • ¿Es adecuado y responsable vivir siempre de tus progenitores?: La respuesta la tienen aquellos que pueden ver pasar su juventud hasta la una edad más madura y que, posteriormente pasados unos años se plantearán: ¿Qué hubiese sido de mi vida si me hubiese independizado antes?… ¿Habría sido más feliz?… ¿Lo hubiesen sido mis padres al poder disfrutar de un mejor nivel económico?

COMENTARIOS Y CONSEJOS

Vivimos en sociedades avanzadas en el terreno de la protección de nuestros hijos debido al crecimiento progresivo de las economías y el estado del bienestar. Generalmente se tiende a adquirir para ellos gran cantidad de bienes y servicios muy por encima de los que eran posibles obtener hace unas décadas. En ocasiones la sobreprotección por parte de los progenitores de sus vástagos les hace que nunca se les “fuerce física e intelectualmente”, desde la guardería, luego en el colegio, después en el instituto e incluso a niveles universitarios, que por ende requieren de miles de horas de estudio.

Partiendo de la frase hecha tan humana de que generalmente: “Eso solo les ocurre a los hijos de los demás”… Quizá será necesario plantearse seriamente si no es mejor para nuestros familiares directos tener una buena educación vital (no solo académica), potenciarles una adecuada formación financiera, incentivarles sus capacidades de tomar decisiones, a ser responsables, disciplinados y poder llegar algún día a ser autosuficientes económicamente.

Con esta otra última visión del mundo familiar y financiero es posible que nuestros vástagos vean en un futuro muy cercano, en sus padres o abuelos, a las personas que tanto les quieren y a la vez tanto les apoyan en sus proyectos vitales. Dado que les habrán enseñado entre otras muchas cosas tan importantes a lo largo de su vida, sobre todo… ¡A ser personas libres financieramente, independientes y de provecho!

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La frase elegida para este artículo dice así:

Cuando yo tenía catorce años, mi padre era tan ignorante que no podía soportarle. Pero cuando cumplí los veintiuno, me parecía increíble lo mucho que mi padre había aprendido en siete años.

Mark Twain

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