Necesitamos darnos un poco de margen

Cuando conseguimos salir del endeudamiento, la sensación es exultante. H salido de una situación que probablemente nos asustaba y hemos conseguido hacer crecer nuestros ahorros y cada nueva oportunidad para ahorrar nos hace sentir realizados, pero la verdad es que en muchas ocasiones hemos tenido que realizar un duro trabajo para lograr llegar a ese punto. Recortar gastos en diversión, salidas, etc. El vivir con un presupuesto tan estricto puede llegar a resultarnos asfixiante o deprimente, hasta el punto de que podemos sentir que vivíamos mejor cuando estábamos endeudados y que, con tanto recorte, nos estamos perdiendo las cosas buenas de la vida.

En resumen, los recuerdos que tenemos de gastar dinero con más libertad se nos hacen más cercanos y nos sentimos privados, constreñidos.

Solo hay una cosa que puede solucionar esto: el equilibrio.

Por ejemplo, si eres una persona que, como yo, disfruta mucho saliendo a cenar o a tomar algo, y decides cortar por completo con esos gastos cenando siempre en casa, es normal que cuando tu vida financiera vuelva a estar en orden empieces a salir un poco de nuevo. A lo mejor no tanto como antes, no de tal forma que vuelvas a caer en el endeudamiento, pero sí lo suficiente para que no sientas que te estás privando de la alegría de vivir y disfrutar.

Como complemento a esto, también podemos buscar eventos o actividades que podamos hacer fuera de casa que sean gratuitas o baratas: actividades municipales, fiestas populares, ejercicio… Hay muchas cosas que podemos hacer durante nuestro tiempo libre que no implican un gasto o, en todo caso, llevan aparejado uno mínimo.

Si eres infeliz, hay muchas posibilidades de que vuelvas a cometer los mismos errores del pasado. Incluso reducir las cenas a la semana de tres a dos, como es mi caso, es un paso en la buena dirección sin suprimir completamente una actividad placentera.

Y si por lo que sea cometes algún error, date un poco de margen. No te sientas prisionero de la culpabilidad cada vez que haces una mala elección económica, porque ese sentimiento acumulado puede tirarnos por tierra los planes mejor elaborados. Todos cometemos errores, y lo mejor es aprender de ellos y seguir persiguiendo nuestras metas.

Nunca olvides que tienes que vivir tu vida. Lo único que debemos tener en cuenta es que no es imprescindible gastar un montón de dinero para disfrutar de ella. Hacer cosas divertidas con las personas a las que queremos no tiene por qué ser un impedimento para que podamos tener unas finanzas plenamente ordenadas y saludables.

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