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Depósitos bancarios

Los depósitos bancarios son productos de inversión con los que cedes o “prestas” una cantidad de dinero a tu entidad financiera y a cambio te aseguras recibir esa misma cantidad más unos intereses que podrán variar dependiendo del tipo de depósito que contrates.

El parámetro principal que tendrás que tener en cuenta para comparar depósitos es la TAE y no la tasa de interés nominal o TIN. La TIN te dice el interés real al que remuneran tu dinero pero la TAE incluye además las posibles comisiones de contratación o el plazo de liquidación. El mejor depósito será el que a un mismo plazo te ofrece una mayor TAE.

Son productos de inversión muy sencillos en los que tendrás que fijarte sobre todo que no tengan penalizaciones desorbitadas tanto por cancelación, contratación u otro tipo de comisiones. Puedes encontrar un producto con una TAE interesante pero puede comprometerte demasiado con el banco o tener demasiada letra pequeña.

Si el plazo que elegimos para el producto es corto o medio, en todo caso inferior a 6 meses, no es muy importante que tenga una penalización por cancelación pero no deberías bloquear tu dinero durante tanto tiempo. De hecho, para muchas depósitos a corto plazo, podremos encontrar mejores ofertas en la sección de cuentas remuneradas.

Otras de las características que varían de un depósito a otros son los importes mínimos y máximos de contratación así como el medio por el que puedes contratarlo, ya sea desde internet o directamente en la oficina. De hecho, cada vez más hay ofertas de depósitos bancarios que solo se pueden encontrar en internet.

Depósitos a plazo fijo o IPF

La mayoría de depósitos del mercado son IPF o imposición a plazo fijo en los que se fija de antemano el plazo durante el que tendrás que invertir el dinero y la rentabilidad que obtendrás a cambio.

No están condicionados a la rentabilidad de otros productos ni van asociados a otros parámetros que harían variar el resultado que obtendrías al final del periodo. Para compararlos debes seguir las indicaciones generales.

Depósitos combinados

Los depósitos combinados se componen de dos productos diferentes. Por un lado un depósito a plazo fijo con una rentabilidad prefijada y por otro un depósito de interés variable. Este depósito variable suele estar referenciado a uno o varios valores bursátiles así como a índices como el IBEX35. Implica unas condiciones donde por ejemplo, si la parte variable está referenciada a la evolución de las acciones del Banco Santander, te pueden decir que si dentro de 3 años, el valor ha aumentado un 40% recibirás un bono de un 20% de rentabilidad.

La única rentabilidad garantizada en este caso es la del porcentaje del capital que va destinado al depósito a plazo fijo mientras que la otra tendrá un potencial mayor de revalorización pero si no se cumplen las condiciones de mercado la rentabilidad será cero.

En el ejemplo anterior, vemos que las acciones del Santander tuvieron un aumento del 40% y a ti te dan un 20%. Esta rentabilidad es menor de la que hubieras obtenido si inviertes directamente en acciones pero es que con los depósitos combinados te garantizan el capital inicial por lo que en cierto modo, estás pagando un seguro sobre posibles pérdidas por la renta variable.

Depósitos Estructurados

Los depósitos estructurados ofrecen una rentabilidad variable en el tiempo, dividiéndose en plazos y vinculando ese interés a efectos distintos. Puedes considerarlos como la parte variable de los depósitos combinados y suelen ser depósitos a muy largo plazo, superiores a los dos años.