¿Qué hago con mi dinero?

Queridos inversores, sumidos en las incertidumbres económicas que generan los nuevos Presupuestos Generales del Estado para 2012 o la recuperación de la estabilidad en la Euro Zona, debemos echar una mirada hacia atrás y recordar que, desde que el mundo es mundo, el individuo ha intentado rentabilizar sus bienes o ahorros con el fin de mantener una seguridad económica o status social, así como ver aumentado su poder financiero con la loable idea de tener, cada día, más poder adquisitivo con el que conseguir disfrutar de un mejor nivel de vida para él y su familia.

Con el paso de los tiempos el tema del ahorro y la inversión se ha ido haciendo cada vez más sofisticado a medida que evolucionaban las economías, los conceptos de la banca, los mercados financieros y sobre todo el uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la inversión. Por todo ello, hoy para nuestros “pequeños y medianos inversores”, vamos a recordar como suele empezar la aventura personal de buscar rentabilizar el capital, desde hace muchos años y suele ser con el planteamiento interno de preguntas como: “¿Qué hago con mi dinero?”

La búsqueda de la inversión perfecta nos lleva a intentar encontrar la mejor opción para “colocar” nuestro dinero, pero como venimos afirmando desde hace más de un año en los diversos artículos de esta sección de Consejos de Bolsa, no existe la piedra filosofal que nos consiga recibir buenas rentabilidades por nuestro dinero sin tener que asumir algo de riesgo sobre nuestro capital.

Para conocer que posibilidades tenemos de lograr cierto éxito en nuestra inversión en los mercados –ya sea en renta fija o renta variable- deberemos primero prestar mucha atención a diversos conceptos, claves o planteamientos internos que determinarán el mejor conocimiento de nuestra idea como inversor y reconocer los diversos productos financieros a nuestra disposición. Destacaremos dos de estos planteamientos personales como son:

  1. ¿Qué producto se adapta mejor a mis necesidades? La idea sigue siendo ganar, eso está muy bien, pero la elección del producto adecuado es vital para conseguirlo ya que en el caso de que el inversor sea una persona que necesite de forma periódica retirar capital desde su cuenta inversora, no debe intervenir en la compra de activos de renta fija como pueden ser los bonos, obligaciones, pagarés, etc. que, siendo instrumentos de respaldo garantizado por entidades gubernamentales e incluso empresas de “sobrada solvencia”, suelen dar unas menores rentabilidades, obligando a mantener la inversión durante un medio o largo plazo, cuando posiblemente no esté adecuado a las necesidades de este tipo de inversor.
  2. ¿Qué riesgo estoy dispuesto a asumir? Como lo que buscamos es ganar, lógicamente, nos enfrentaremos a la otra “cara de la moneda”, que es nuestra disposición a arriesgar parte de nuestro capital destinado a la inversión con el fin de lograr mayores rentabilidades que las que se pueden conseguir con la renta fija y en esos momentos es cuando debemos reconocer nuestras limitaciones técnicas, de formación y sobre todo psicológicas –que son las peores- para poder afrontar la pérdida temporal o coyuntural de valor de nuestra inversión e incluso llegado a un caso extremo y en productos de alto riesgo, la total desaparición del capital aportado por el participante.

COMENTARIOS Y CONSEJOS

Todo el mundo de la inversión está de alguna manera estudiado, calculado, analizado, previsto e incluso adaptado a las necesidades de cada individuo, la multitud de productos financieros están diseñados para que el ahorrador o capitalista afortunado pueda “probar suerte” e intente ganar dinero –normalmente a costa del otro inversor- asumiendo el riesgo que considere oportuno o esté dispuesto según su libre decisión.

La consecución de potenciales ganancias asumiendo un riesgo controlado quizá sea la norma a seguir sobre todo cuando el inversor es novel o tiene poca preparación y conocimiento de las particularidades beneficiosas –en ocasiones muy negativas- del mercado de renta variable. Existen productos como las “Cuentas Administradas”, que no precisan de la toma de decisiones de compra-venta por parte del inversor ya que son gestionadas por profesionales debidamente autorizados, que suelen cobrar por su labor un porcentaje de los beneficios obtenidos.

Desde la participación con la compra de Letras del Tesoro, Bonos, Depósitos a plazo, Pagarés patrióticos de organismos oficiales, etc. hasta los Fondos de inversión, Opciones, Derivados, Warrants, Divisas –Forex– existe una gran gama de posibilidades de inversión para todos los ciudadanos que deseen ganarle dinero al mercado.

La búsqueda del gran beneficio dinerario, fácil, cómodo y sin riesgo… es una utopía, todos los “atajos financieros” que suelen aparecer de forma periódica en los medios de comunicación, suelen acabar en un fracaso económico, cuando no, en los juzgados de turno para denunciar el abuso o el fraude correspondiente.

Se puede invertir en cuadros, sellos, joyas, oro, arte, renta fija o variable, divisas, petróleo y una prolongada lista de productos financieros, pero al final, la respuesta a la cuestión inicial de : “¿Qué hago con mi dinero?”, siendo consciente y responsable con sus propias decisiones, la tiene como siempre…¡¡¡ El propio inversor !!!

(Ver artículos¿Cuándo debo vender mis acciones?eInvertir en negocios a la vista).

La frase elegida para este artículo dice así: “No puedes controlar lo que hace el mercado pero puedes controlar tu riesgo”, Kevin Haggerty.
Nosotros en Consejos de Bolsa, seguiremos asesorando y comentando sobre economía para lectores como usted. Esto será otro día.

Deja una Respuesta