Lo que sabemos, lo que no sabemos y lo que nunca sabremos

Una de las cosas que me cuesta más trabajo hacer es hablar o escribir en inglés con el sentimiento constante de que no sé lo que estoy haciendo. Digamos que soy una hablante del idioma “por accidente”, hasta que he decidido cursar la filología. Antes de eso, no había tenido más entrenamiento formal en la materia que el común del bachillerato. Mi forma de aprender fue lenta y basada en la lectura de muchos libros en inglés. Posteriormente fui animándome y empecé a ver series y películas en versión original hasta llegar al nivel que tengo hoy en día. A pesar de todo, ¿cómo puedo saber que lo hago bien?

Me enfrento a la duda casi a diario, esperando siempre meter la pata. Me siento como un fraude. Y, sin embargo, todo aquel que ha tenido ocasión de evaluarme me ha hecho comentarios positivos. ¿Cómo puede ser?

No soy capaz de reconciliar en mi mente estos dos extremos – el dudar de mí misma y el hecho de que se me dé bien el inglés. El gran secreto es que nadie sabe en realidad lo que hace – simplemente hay gente que no es consciente de que no lo sabe. Y cuando no sabes lo que no sabes, es fácil confiarse. En resumen, hay tres tipos de conocimientos:

  • Las cosas que sabes. Para mí, eso incluye leer y entender perfectamente el inglés, además de poder traducirlo sin problemas al español. Esta parte del conocimiento es la más pequeña para todos nosotros.
  • Las cosas que no sabes. En mi caso todavía renqueo cuando tengo que escribir directamente en inglés o traducir del español al inglés. Mi acento y mi nivel de conversación no son tan buenos como me gustaría, aunque me defiendo. Esta parte del conocimiento se mide de varias formas, dependiendo de la persona y del asunto que estemos tratando. La mayoría de las veces, cuanto más cosas sabes, más te das cuenta de lo mucho que no sabes.
  • Las cosas que no eres consciente de no saber. Por definición, es imposible que sepas los conocimientos que entran en esta categoría. Puede que con el tiempo te des cuenta de algunos pero, por ahora, ni siquiera sabes que esas cosas existen. Esta es, de lejos, la categoría más grande en todos los casos.

Cuando sientes que no tienes ni idea y que eres un fraude no es por culpa de lo poco que sabes, sino por la cantidad de cosas que no eres consciente de no saber. Y eso es bueno.

Y este es, en resumen, el problema que tengo desde hace tiempo. Cuanto más estudio el idioma inglés, cuanto más consciente soy de lo que no sé, menos autoconfianza tengo. Cuanto más escribo, más me estreso pensando en la calidad de mi producción.

Puede que algún día haga las paces conmigo misma y acepte que nadie tiene un conocimiento perfecto de nada. Tengo que centrarme en hacer las cosas lo mejor que puedo y pensar que es suficiente con eso.

¿Qué conclusiones podemos extraer?

  • Lo primero es que está bien sentirse como un fraude; significa que te das cuenta de que tiene mucho por aprender.
  • En segundo lugar, no debe asustarnos hacer preguntas si no sabemos algo. Es fundamental para avanzar.
  • Y, finalmente, es incluso más importante reducir el número de cosas que no eres consciente de no saber que aumentar el número de cosas que sabes.

No hay ningún problema con no saber cosas, al menos sabes que te faltan esos conocimientos, y puedes adquirirlos si te lo propones. Es cuando realmente eres ignorante y ni siquiera tienes consciencia de las cosas que no sabes cuando puedes acabar mal.

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